Calderon de la Barca - El Indulto General, JEZYKI, En espanol, C

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TEXTO DEL AUTO
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Jesús, María, José
EL INDULTO GENERAL
AUTO
SACRAMENTAL ALEGÓRICO
de D. Pedro Calderón de la Barca
Personas:
La Culpa.
Dimas.
El Mundo. Gestas.
Adán.
Ángel.
Caín.
La Justicia.
Abel.
La Misericordia.
David.
El Príncipe.
Salomón.
La Esposa.
Abrahán.
Música.
Acompañamiento.
Dentro la
MÚSICA
y sale la
CULPA
como
oyendo a lo lejos.
MÚSICA
¿Cuándo, Señor, será el día
de aquel gran prometimiento...
CULPA
«¿Cuándo, Señor, será el día
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El INDULTO GENERAL
de aquel gran prometimiento...»
MÚSICA
... en que cielo y tierra unidos...
5
CULPA
«... en que cielo y tierra unidos...»
MÚSICA
... en admirable comercio...
CULPA
«... en admirable comercio...»
MÚSICA
... el cielo en la tierra,
la tierra sea cielo?
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CULPA
«... el cielo en la tierra,
la tierra sea cielo?»
¿Qué nuevo cántico es,
qué nuevo ritmo, qué nuevo
himno que, para que sea
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nuevo hoy todo, dando al eco
en suavidades de canto
consonancias de lamento,
desde lo profundo clama
una y otra vez diciendo...
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ELLA Y MÚSICA ... que en admirable comercio
el cielo en la tierra
la tierra sea cielo?
CULPA
Pero, ¿qué me desconfía,
cante o llore, el día que preso
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en la cárcel del pecado
al género humano tengo?
Cárcel del pecado dije,
no sin soberanos textos
que lo apoyen: a Isaías
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le dio el Señor, sobre el pueblo,
autoridad de librar
a los que estaban de asiento,
en la cárcel de las nieblas;
Job dijo en sus sentimientos
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que Dios le tenía ceñido
en la cárcel de sí mesmo;
cárcel espiritual, dijo
allá en su epístola Pedro;
y Juan en su Apocalipsis,
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que el fiero Satán fue suelto
de la cárcel del abismo;
y pues, para que un concepto
pueda explicarse a dos luces,
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no en vano asentado dejo
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ser la cárcel el pecado,
su fábrica el universo,
el Mundo el alcaide suyo
y el género humano, el preso.
¿Qué mucho, siendo la Culpa
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agente fiscal de reos,
que cuando él clama piedades
ella apellide tormentos?
¡Ah de la cárcel del Mundo!
¡Ah del pavoroso centro,
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en que delincuentes yacen,
no sólo cuantos nacieron,
porque nacieron, sino
cuantos por ser herederos
de aquel original crimen,
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infestados se adurmieron
a la sombra de la muerte,
en el más profundo sueño
de la vida!
Sale el
MUNDO.
MUNDO
¿A qué fin, Culpa,
hoy, de tu siempre severo
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semblante, el ceño arrugado
tan segunda vez es ceño,
que de la hidra sobre hidra
cumplido tray el proverbio,
a estos calabozos llamas;
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en cuyo lóbrego centro
todos, ya tú lo dijiste,
yacen, mayormente aquellos
que de culpas personales
han fabricado sus hierros,
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sin excepción de personas
pues desde el cayado al cetro,
desde la toga al bastón
y desde el noble al plebeyo,
todos aherrojados viven
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en mí? Dígalo el salterio
donde, en pública vindicta
de naciones y de pueblos,
afirma que se han de hallar
reyes y jueces a un tiempo
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ligados de pies y manos
al grillo y cadena; y siendo
así, que están a mi cargo,
¿a qué fin, a decir vuelvo,
vienes hoy tan asustada?
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El INDULTO GENERAL
CULPA
A fin de no sé qué acento,
sólo de mí percebido,
que se ha escuchado allá dentro.
¿Cuándo el día será, clama,
que en admirable comercio
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el cielo y la tierra unidos
él sea tierra y ella cielo?
Esta nueva entonación,
entre otras sombras y lejos,
de que misterioso está
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el sacro volumen lleno,
por ser la más adecuada
al equívoco concepto
de que cielo y tierra se unan,
me ha traído al pensamiento
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la visión de aquella escala
que, uniendo sus dos extremos,
por ella, ¡tiemblo al decirlo!,
iban bajando y subiendo
tropas de alados querubes,
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significándome en ellos
al Hombre cuando subían,
cuando bajaban al Verbo.
Con esta aprehensión, ya sea
o pasmo o delirio, intento
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cautelarme, para cuando
Dios, movido de su ruego,
cumpla el esperado día
de aquel gran prometimiento,
que el cántico de Habacú
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les profetiza diciendo
que del Austro vendrá un rey,
que haciendo piadoso acuerdo
de su gran misericordia,
disuelva su captiverio.
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Dirásme tú agora, ¡oh Mundo!,
¿cómo cautelar pretendo
mi temor, si de su grande
misericordia habla el mesmo
cántico? Y diréte yo
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que, si en ese y otros versos
dice el texto que es su suma
misericordia en eterno,
también en sus versos dice
que visitará severo,
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sin que su misericordia
se desaproveche en ellos,
con la vara y el azote,
la iniquidad del protervo.
Y siendo así, que no puede,
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por ir, en rey tan excelso,
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a más su misericordia
venir su justicia a menos,
¿quién duda que haya de hacer,
de su parte el Real Consejo
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la visita general
de la Pascua del Cordero
el día que residencie
la cuenta de los talentos?
Conque, para prevenirme
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a que halle en sus procesos
tan sustanciadas las causas,
los cargos tan manifiestos,
que conozca la justicia
sin misericordia de ellos,
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vengo a requerir la lista
de los criminales pleitos
en que he de fiscalizar.
Y así, vamos recorriendo
las estancias para que
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sea, cuando llegue el tiempo,
memoria de sus olvidos
el libro de mis acuerdos.
MUNDO
Siendo tú la querellante
parte, a cuyo pedimiento
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presos están (pues sin ti,
Culpa, no estuvieran presos),
y siendo yo el Mundo, que
en mi confianza los tengo,
mientras la muerte no traiga,
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(ministro tuyo a quien dieron
vara de Corte tus iras),
de soltura el mandamiento,
para que del mundo salgan,
o ya al castigo, o ya al premio,
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mal impedirte podré
ese reconocimiento
que hacer intentas. Aquel
que miras, campo desierto,
sin más población que chozas,
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al sol y al agua y al viento,
es el de Adán, donde habitan
él y sus hijos y nietos
en ley natural, ceñida
solamente a dos preceptos:
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de amar a Dios más que a sí
y a todos como a sí mesmo;
pero, aunque suaves ambos,
como infestados nacieron,
del quebrantamiento de uno
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